Tal y como reza el cuaderno de notas de Baltasar González Pinel, la piel tenía que ser "alabastro, porcelana y pura perfección".
El párpado superior se trabajó con trazos suaves pero "fieros" En la piel el uso del colorete se limita sólo a un "lejano reflejo para tridimensionalizar los pómulos"
Para los labios tan sólo se usó bálsamo labial.
También se usaron pestañas postizas, aunque sólo en el párpado superior.
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